“… From number three there came a cry, S. F. Sorrow is born…”
En estas épocas de crisis
económica, moral y bestial, me parece lógico, casi obvio, que el consumo de
drogas alucinógenas se dispare.
Sometido el viaje físico
al vil metal, se hace necesario un trip definitivo, el viaje que promueves en
tu cabeza mediante el desorden de los sentidos, una evasión necesaria de esa
realidad chunga y áspera.
Aparte de la potencia del alucinógeno de tu elección, por aquí intentaremos hacer que tu viaje sea una experiencia completa, un camino de Psicodelia Total. Así con mayúsculas.
Y eso es “S. F. Sorrow”, un disco con un pie aquí y otro en muchos sitios a la vez.
Aparte de la potencia del alucinógeno de tu elección, por aquí intentaremos hacer que tu viaje sea una experiencia completa, un camino de Psicodelia Total. Así con mayúsculas.
Y eso es “S. F. Sorrow”, un disco con un pie aquí y otro en muchos sitios a la vez.
Los rudos The Pretty
Things ya habían incorporado hacía tiempo los alucinógenos al batido creativo de sus
discos (editan la canción “LSD” en 1966, un año antes que los Beatles o los
Rolling vayan de chulos con el tema). Eran interesantes, eran raros y estaban
preparados para dar el paso siguiente a su crudo y brillante R & B garajero y británico 100%.
Corría 1968
y Phil May, cantante y guitarrista del grupo, llega con la historia del
desgraciado Sebastian F. Sorrow.
Comparado con otra obra maestra anterior, el “Sargent Peppers…” de The Beatles, la fábula agridulce de The Pretty Things se hunde hasta la cintura en la psicodelia más ácida y radical. Obra lisérgica donde las haya que bien podría ser la cara oscura del brillante pop psicodélico de la obra magna de McCartney & Co., además de coincidir en su edición con el "White Album" de los de Liverpool y el “Beggars Banquet” stoniano. Una buena semana para dejarte los ahorros en música.
The Pretty Things los grandes desconocidos de la psicodelia inglesa, deglutidos por el éxito de sus contemporáneos, editan esta brutalidad de disco sin promoción por parte de la productora.
Psicodelia brittish compleja y emocional, los pasos del loco de oro Syd Barret no están lejos y no te equivocas si guardas este disco al lado de “Piper at the gates of dawn”. No contentos con eso, el vinilo anuncia el inminente rock progresivo.
Considerada la primera ópera rock de la historia (mal que le pese a Pete Townsend y su “Tommy”), vemos como Sebastian nace, vive y muere, atravesando la alegría, la tristeza y la depresión. Lucha en una guerra y el misterioso Baron Saturday, (el Barón Samedi, figura clave de la mitología hatiana del vudú) lo rescata de la depresión guiándolo en un viaje a través de su propio subconsciente, donde descubre que nada tiene sentido. Sorrow acaba sus días en una institución mental, convencido de ser “…the loneliest person in the world…”
Toda una vida contada a través de montones de texturas y sonidos se cruzan para conseguir ambientes alucinados, pasajes hipnóticos y siniestros a veces. De la alegría y luminosidad a la desesperación y negrura absoluta en 40 minutos extáticos.
Comparado con otra obra maestra anterior, el “Sargent Peppers…” de The Beatles, la fábula agridulce de The Pretty Things se hunde hasta la cintura en la psicodelia más ácida y radical. Obra lisérgica donde las haya que bien podría ser la cara oscura del brillante pop psicodélico de la obra magna de McCartney & Co., además de coincidir en su edición con el "White Album" de los de Liverpool y el “Beggars Banquet” stoniano. Una buena semana para dejarte los ahorros en música.
The Pretty Things los grandes desconocidos de la psicodelia inglesa, deglutidos por el éxito de sus contemporáneos, editan esta brutalidad de disco sin promoción por parte de la productora.
Psicodelia brittish compleja y emocional, los pasos del loco de oro Syd Barret no están lejos y no te equivocas si guardas este disco al lado de “Piper at the gates of dawn”. No contentos con eso, el vinilo anuncia el inminente rock progresivo.
Considerada la primera ópera rock de la historia (mal que le pese a Pete Townsend y su “Tommy”), vemos como Sebastian nace, vive y muere, atravesando la alegría, la tristeza y la depresión. Lucha en una guerra y el misterioso Baron Saturday, (el Barón Samedi, figura clave de la mitología hatiana del vudú) lo rescata de la depresión guiándolo en un viaje a través de su propio subconsciente, donde descubre que nada tiene sentido. Sorrow acaba sus días en una institución mental, convencido de ser “…the loneliest person in the world…”
Toda una vida contada a través de montones de texturas y sonidos se cruzan para conseguir ambientes alucinados, pasajes hipnóticos y siniestros a veces. De la alegría y luminosidad a la desesperación y negrura absoluta en 40 minutos extáticos.
The Pretty Things usan
todo a su alcance: todo tipo de efectos de sonido, vocales, ecos, trucos de
estéreo, percusiones orientales, cortes…para redefinir el término psicodelia
ácida y convertirse probablemente en el ejemplo a seguir.
“S.F. Sorrow” es el viaje absoluto, la obra maestra lisérgica y envolvente, con el encanto añadido de las joyas casi desconocidas.
Una vez entréis no garantizo la salida. Quedáis avisados.
A los dos años, en 1970, parieron otro tremendo discazo, de sonido más contundente, “Parachute”.
“S.F. Sorrow” es el viaje absoluto, la obra maestra lisérgica y envolvente, con el encanto añadido de las joyas casi desconocidas.
Una vez entréis no garantizo la salida. Quedáis avisados.
A los dos años, en 1970, parieron otro tremendo discazo, de sonido más contundente, “Parachute”.
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