Otras pocas cosas
alrededor de los vinilos de 2ª mano.
El tema se me quedaba
largo para una sola entrada.
A veces te sorprendes
pensando en el anterior dueño de ese lp de Black
Sabbath que vas a poner en tu casa. Y de inmediato la duda:¿Por qué lo
venderían? Quieres pensar que sólo la necesidad extrema puede llevar a que
alguien se deshaga del “Vol 4” de los de Birmingham, aunque
la realidad siempre es más prosaica. Dejadez ante los “discos de juventud”, herederos desaprensivos liquidando las
antiguallas del viejo o ese cabroncete que pide prestado y se olvida de
devolver.
Comentaba uno de esos
discos con el amigo y compañero de enfermedad
Choc y nos dimos cuenta de
que se puede aventurar el estado del vinilo en base al estilo de la música.
Dime qué escuchas, y te
diré como lo tratas.
Un tio que va a darle una patada en la cabeza a un colega ¿crees que trataría bien sus vinilos? |
Los de música punk, como
el que nos traíamos entre manos, “Plastic surgery disasters” de Dead Kennedys, están cascados. Muy
usados y sucios. El punk no tiene tiempo para mierdas y cuidar su música es una
convención burguesa que ataca frontalmente con el No Future. Si no hay futuro ¿para qué conservar perfectamente un
disco?
Luego están los heavys.
Las hordas metálicas cuidan mucho más sus vinilos. Recogen la palabra divina y
exigen veneración.
Lo que más se resiente
es la carpeta, que suele aparecer desgastada. El metal head de turno se ha
pasado horas en su cuarto escuchando a Bruce
Dickinson mientras desentraña mensajes ocultos en la portada sobrecargada
con el Eddie de turno, repasando las letras buscando la sabiduría oculta. Si el
lp es gatefold (carpeta abierta ¿recordáis?)las horas de deleite pueden ser
eternas. Recordad que hablamos del estilo que introdujo los mensajes ocultos
(satánicos o no) en la escucha al revés de los discos. En contra del viejo
prejuicio, los discos heavyes pecan quizás de exceso de información.
Detalle de portada del "Live after death" de Iron Maiden con cita de Lovecraft. En el interior, Churchill y Crowley esperan |
Los fans del rock
sinfónico y/o progresivo nutren las tiendas de vinilos impolutos. Son gente
afable y cuidadosa, algo picajosa, que necesitan escuchar hasta el último
acorde que Rick Wakeman sea capaz de
sacar de sus tropecientos pianos. Muy puntillosos, aprecian las cosas como a
ellos les gustaría encontrárselas. Casi todos se pasaron en masa al cd en busca
de su nitidez. Lo malo es que en cuanto el lp sea algo raro, al sumarle el
perfecto estado su precio subirá un huevo.
Fuera de un género en
concreto, los discos procedentes de los bares componen otro subgrupo. Importante
fuente de segunda mano, enormes colecciones acabaron desperdigadas a la busca
de nuevos dueños. Lo peor es que estarán jodidos, tanto la carpeta como el
vinilo. La marca decisiva de su origen baretil son las marcas a bolígrafo que
se hacían señalando las canciones que había que pinchar, incluso con sistemas
de estrellitas, años antes de las calificaciones en internet. Añadiremos aquí
la manía de alguna gente de firmar los discos. En los bares también solía
pasar, para que no se perdieran los de los clientes habituales entre la masa.
Los cuidadosos en el interior, o en la misma galleta del disco. Y es que nadie
que no sea el propio compositor o intérprete tiene derecho a firmar en toda la
carátula del vinilo.
Hace poco regalé una
copia cojonuda, gatefold, del “Sergeant Peppers Lonely Hearts Club Band”con
la firma de su desaprensivo dueño en toda la carátula. Eso le baja el precio,
claro. Si hubiera sido Sir McCartney
el firmante no creo que hubiera podido permitirme la compra.
Contraportada del 1er disco de Led Zeppelin, firmado por los cuatro. No puedo ni pensar lo que podía valer esto |
Tan sólo una advertencia
más…
Los cajones de pop rock
ochentero (si es que queréis mirar en ellos, hay gente que lo hace, no es tan
raro) parecen llenos a rebosar, pero tienen truco. En esa década la mayoría de
los grupos editaron singles, maxisingles, 12” y ostias de esas hasta el
absurdo. Puedes llegar a pasar 10
vinilos que no son más que versiones remezcladas de un single Depeche Mode, el grupo que más exprimió
a sus fans con este tipo de jugadas alternativas. No dejes que los ochenta te
la vuelvan a meter doblada.
Y una reflexión…
¿Qué coño le pasa a todo
el mundo con Supertramp? Son, con
mucha diferencia, el grupo de quien más unidades encuentras en los cajones de
segunda mano, y la mayoría de las veces a precios irrisorios. Hace poco, en un
pedido por internet me pillé “Even in quietest moments” ¡a 1,50€! El tío al enviarme el paquete
incluso me lo regaló.
En serio ¿Qué ocurrió?
¿Se imprimieron millones de copias? ¿Los regalaban en las cajas de galletas? Si
como a mi os encantan os podéis hacer con la colección a un precio mínimo.
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