En un futuro no muy lejano, un tren avanza sin parar por una
enorme vía que circunvala la tierra, un anillo gigante de raíles. Toda la
superficie del planeta sufre temperaturas glaciares, como resultado del fallido
(como no) intento humanos de contrarrestar el calentamiento global.
Casi 20 años dando vueltas en un tren reflejo a escala de la
segregación social mundial: los primeros vagones están llenos de comodidades y
lujos, ocupados por lo que ya es la oligarquía de la humanidad, mientras en la
cola, la escoria de la tierra, los más pobres del los últimos representantes de
nuestra especie, tratados como poco menos que ganado por los vagones de cabeza.
Adaptación de un famoso comic francés de los ochenta, el
gusto de la época por el apocalipsis y el mal rollo futurista está presente en
la cinta, y viene al pelo hoy en día.
El coreano Bong
Joon-Ho, director de la también estupenda “The host” rueda esta
historia trepidante y cargada de simbolismo sin perder el ritmo ni un momento.
Violenta y cruda, el intento de los de la cola por avanzar vagones, liderados
por un Chris Evans más allá del
Capitán América, se convierte en un viaje iniciático donde las cosas no son lo
que parecen.
Lucha de clases, supervivencia, revolución y decadencia
social, líderes mesiánicos, distopia…todo cabe en esta tremenda película que te
agarra por donde más duele y se queda en tu cabeza mucho después de terminar.
Mapa del trayecto del tren y las fiestas. El tiempo se mide según el tren pasa por según que sitios |
1 comentario:
simbolico tal vez. pero una mierda de guion. mas holliwood.
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