El 7 de marzo hará diez años que murió Stanley Kubrick.
Recuerdo que estaba haciendo la objeción de conciencia en el que ahora es mi trabajo, lo que me daba fácil acceso a una fotocopiadora. Fotocopié varias veces una imagen de Kubrick mirando encima del hombro de uno de los astronautas de “2001” de una revista, las pegué en cartulinas, como a ¼ de A4, y las envié por correo a mis amigos. Me pareció algo adecuado, un recordatorio. Esto de ahora es lo mismo, pero incorporando las nuevas tecnologías. Si aquel envío fue el hueso que se tira hacia el aire, esto que leeis es la nave que cae en en la elipsis temporal más larga de la historia del cine.
Hace unos meses llegué a mi casa un viernes por al noche algo perjudicado y al poner la tele me encontré una vez más con esos astronautas naranjas y la aséptica voz de HAL, y me quedé a verla terminar, esperando ansioso el “trip” caleidoscópico del final, esperando obtener alguna respuesta más, sabiendo que sólo encontraría nuevas preguntas.
Me he disfrazado en una par de ocasiones de Alex DuLac, y su frase “Preparados para una nueva sesión de ultraviolencia” me sirvió de mantra en ocasiones antes de comenzar la noche, aunque sea alguien aparentemente pacífico. Incluso pintamos un local que teníamos con las letras del Korova Milk Bar, llamando Moloko a nuestro grupo en carnavales (odio la palabra “peña”).
También nos sabemos el guión de “La chaqueta metálica”, sobre todo las partes de Vietnam y las parrafadas del instructor Hartman. Antes de la accesibilidad sin límites de internet la única manera que tenía de escuchar cada vez que me apetecía “Paint it black” de los Rolling era poner los créditos finales de “La chaqueta…”.
“El resplandor” es mi película de terror favorita y todavía me recorre un escalofrío por la espalda cada vez que la veo. Me gusta doblada y sin doblar. De hecho el doblaje convierte la escena del bar en una de mis favoritas para recitar cuando se tercia la ocasión (“ -¿Qué va a tomar? - Me alegra que me preguntes eso Lloyd”) .Un póster con la cara de Jack Nicholson asomando por la puerta rota del water adorna mi habitación desde no se cuando.
“Teléfono rojo”, “Lolita”, “Senderos de gloria”, bufff. Quizás termine antes diciendo que las únicas que no me gustan son “Barry Lyndon” y “Eyes wide shut”.
Brindar a la salud de este cabronazo ya que él no lo haría por vosotros.
Recuerdo que estaba haciendo la objeción de conciencia en el que ahora es mi trabajo, lo que me daba fácil acceso a una fotocopiadora. Fotocopié varias veces una imagen de Kubrick mirando encima del hombro de uno de los astronautas de “2001” de una revista, las pegué en cartulinas, como a ¼ de A4, y las envié por correo a mis amigos. Me pareció algo adecuado, un recordatorio. Esto de ahora es lo mismo, pero incorporando las nuevas tecnologías. Si aquel envío fue el hueso que se tira hacia el aire, esto que leeis es la nave que cae en en la elipsis temporal más larga de la historia del cine.
Hace unos meses llegué a mi casa un viernes por al noche algo perjudicado y al poner la tele me encontré una vez más con esos astronautas naranjas y la aséptica voz de HAL, y me quedé a verla terminar, esperando ansioso el “trip” caleidoscópico del final, esperando obtener alguna respuesta más, sabiendo que sólo encontraría nuevas preguntas.
Me he disfrazado en una par de ocasiones de Alex DuLac, y su frase “Preparados para una nueva sesión de ultraviolencia” me sirvió de mantra en ocasiones antes de comenzar la noche, aunque sea alguien aparentemente pacífico. Incluso pintamos un local que teníamos con las letras del Korova Milk Bar, llamando Moloko a nuestro grupo en carnavales (odio la palabra “peña”).
También nos sabemos el guión de “La chaqueta metálica”, sobre todo las partes de Vietnam y las parrafadas del instructor Hartman. Antes de la accesibilidad sin límites de internet la única manera que tenía de escuchar cada vez que me apetecía “Paint it black” de los Rolling era poner los créditos finales de “La chaqueta…”.
“El resplandor” es mi película de terror favorita y todavía me recorre un escalofrío por la espalda cada vez que la veo. Me gusta doblada y sin doblar. De hecho el doblaje convierte la escena del bar en una de mis favoritas para recitar cuando se tercia la ocasión (“ -¿Qué va a tomar? - Me alegra que me preguntes eso Lloyd”) .Un póster con la cara de Jack Nicholson asomando por la puerta rota del water adorna mi habitación desde no se cuando.
“Teléfono rojo”, “Lolita”, “Senderos de gloria”, bufff. Quizás termine antes diciendo que las únicas que no me gustan son “Barry Lyndon” y “Eyes wide shut”.
Brindar a la salud de este cabronazo ya que él no lo haría por vosotros.
Esta es la foto que mandé hace diez años.
3 comentarios:
Tio, va a ser dificil seguirte de cerca; entradas de dos en dos.
En fín, espero que todas sean tan buenas como estas dos últimas.
Un saludo.
Ani.
Supongo que esta tarde estaba inspirado (y tampoco tenía mucho que hacer)
El resplandor es cojonuda...
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