jueves, 7 de marzo de 2013

Alvin Lee, 08/03/2013





Parece que le han echado mal de ojo a los clásicos ingleses.
Si hace poco nos dejaba el imprescindible Kevin Ayers, ahora es Alvin Lee, alma y cuerpo de los legendarios Ten Years After el que se ha ido.
El blues rock eléctrico intenso y ardiente que nos revienta la cabeza desde aquellos casi legendarios 60’s & 70’s tuvo en él a uno de sus mejores espadas, dentro de un grupo donde también estaban desconocidos como Jimmy Page, Eric Clapton, Jeff Beck, Rory Gallagher, Ritchie Blackmore, Hendrix, Tommy Iommi o Steve Marriot.
Con su banda cimentó una carrera a prueba de bombas junto al extraordinario bajista Leo Lyons (en el directo de Fillmore, Lee lo presenta al acabar de tocar una versión explosiva del “Good morning Little schoolgirl” de Sonny Boy Williamson, pasmado ante la brutal habilidad de su compañero) y la máquina a los bombos  Ric Lee.
La de Jimi Hendrix no fue la única guitarra que ardió en aquel Woodstock de 1969. Ver a Alvin Lee viajar por el mástil a ritmo de su furioso “I’m going home era una experiencia no menos psicodélica que le (los) catapultó al estrellato y a la leyenda. Desde allí al cielo sólo había un paso, y Alvin lo acababa de dar.
Su disco “Ssssh”, obra maestra absoluta del estilo, fue uno de los capitales en mi descubrimiento de aquella época alucinante. Por eso siempre tuve al guitarrista al alcance de la mano, un padrino en mi caída a los infiernos del rock absoluto. Pocos pueden permitirse el lujo de dejar dos bombas como “The stomp” y “I woke up this morning” para rematar un disco ya de por si excepcional.

Contraportada del "Ssssh". Músicos tranquilos antes de alucinaros
Con el tiempo el grupo se partió, dando lugar a uno de esos absurdos de la historia del rock en que la cabeza pensante va por su lado y el resto por otro, como le ocurrió al gran John Fogerty.
Garantía absoluta de calidad, no seguí su carrera en solitario, pero 14 álbumes no se graban así como así.  él siguió tocando sin descanso hasta el fatal desenlace
Con un toque personal, sinuoso y cálido a la vez, nunca se hizo pesado o farragoso.
Como comenta Diego A. Manrique es su columna de El Pais: “…La vida no fue especialmente cruel con Alvin, excepto si se considera castigo cruel la obligación de tocar cada noche un “I’m going home que durara un mínimo de diez minutos
Otro genio bestial se nos va, maldita sea.
Otro bindis por los caídos.
The stomp” suena ya en mi cabeza.

1 comentario:

Choco dijo...

Vaya marcheta llevamos!!!
Aunque no se por qué...algo me dice que entramos en un tiempo en el que veremos a mucho de nuestros músicos favoritos(lamentablemente)partiendo hacia el Helheim!!!!