Gustavo vivía ajeno a las preocupaciones o ataduras normales al resto de los mortales.
No trabajaba, y en consecuencia, disponía de todo el tiempo libre del mundo para llevar un estilo de vida despreocupado, liberal y perezoso.
Sin embargo se jactaba de poseer cierto sentido comunitario, una especie de conciencia social, que le impulsaba a realizar acciones en bien de la comunidad, a fin de no ser considerado un mero parásito.
Al menos una vez a la semana, Gustavo se masturbaba en el balcón de su casa, ofreciendo un espectáculo que, para él, constituía un enriquecimiento moral y cultural de la sociedad, del mismo nivel que una exposición de un pintor aficionado o las ferias gastronómicas.
No trabajaba, y en consecuencia, disponía de todo el tiempo libre del mundo para llevar un estilo de vida despreocupado, liberal y perezoso.
Sin embargo se jactaba de poseer cierto sentido comunitario, una especie de conciencia social, que le impulsaba a realizar acciones en bien de la comunidad, a fin de no ser considerado un mero parásito.
Al menos una vez a la semana, Gustavo se masturbaba en el balcón de su casa, ofreciendo un espectáculo que, para él, constituía un enriquecimiento moral y cultural de la sociedad, del mismo nivel que una exposición de un pintor aficionado o las ferias gastronómicas.
2 comentarios:
¿Vas a continuar la conmovedora historia de Gustavo? ¿O hemos, como en su día hicimos tú y yo, continuarla los profanos?
Se irá continuando según Gustavo así me lo pida
Por ahora empieza ahí
Es un texto que escribí hace años y estaba guardado entre carpeticas y tal
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