Antes de que los
ordenadores lo acapararan todo, los mejores bicharracos del cine salían de la
cabeza y las manos de este hombre, Ray
Harryhausen.
Verdadero vestigio del
cine que no se hace, pero que nos enganchó.
El maestro que hizo que
los esqueletos se levantaran contra Jasón, que trajo a los dinosaurios que
perseguían (y quien no) a ese pedazo de
troglodita que era Raquel Welch, o que puso a
Simbad en serios aprietos contra la estatua de nueve brazos de la diosa Kali, moría
ayer a los 93 años.
Siempre lo recordaba así, ya mayor. Como a Gandalf, los magos con canas transmiten sabiduría |
Harryhausen es el
restaurante donde los Monstruos S.A. van a cenar, y la marca del piano que toca
Víctor antes de conocer a su novia cadáver.No hay cineasta que se
haya dedicado al fantástico al menos alguna vez que no haya dejado claro su
absoluta admiración por el maestro.
Leo en un reportaje que
nadie recuerda los directores (ni casi los actores) de muchas de sus películas,
tan sólo al genio tras las increíbles criaturas.
Es lo que tienen los
magos cuando son buenos, que eclipsan el resto del número.
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