lunes, 22 de abril de 2013

Arcade Penny



“…He's got crazy flipper fingers
 Never seen him fall.
That deaf, dumb and blind kid
Sure plays a mean pinball!...
Pete TownsendPinball Wizard


Eran grandes, más que tú. Enormes artilugios con cuatro patas y luces por todas partes. Podías encontrarlos en los bares, aunque solían esconderse en manadas en los recreativos, junto a aquellos arcades tan chulos que aquí se llamaban simplemente “máquinitas”. Eran los pinball, y por muy complicado que fuera su diseño (algunos tenían varios pisos) su encanto residía en su simpleza: una bola de acero rebotando contra cosas que daban puntos.
Los pinball tuvieron su hegemonía en los setenta, sabiendo luchar codo con codo con el surgimiento de los arcade de la época. La batalla la perderían en los ochenta, al tiempo que las maquinitas se complicaban. El número de bumpers luminosos que puedes instalar en un tablero de pinball está limitado, los pisos del “Kung Fu master” son casi ilimitados.
Dando tumbos de un lado a otro por la web me encuentro un estupendo tumblr dedicado a este entrañable artilugio, siempre apoyado (o sirviendo de apoyo para) sabrosas chavalas, oh yeah. También hay fotos de esos arcades usurpadores, que ganan adeptos en el coleccionismo vintage.
Desde sugerentes fotografías publicitarias del propio juego a atrezzo de fotos más o menos artísticas (de Playboy hay un huevo) o simples zorranganas despatarradas por encima, todo cabe en los recreativos de arcadepenny.
Una sorprendente Ann Margret anunciando el pinball de “Tommy”, el auténtico Pinball Wizard. Elvira con su propia maquina o las jamonas de Playboy anunciando uno de la marca del conejo. Campañas publicitarias que, al contrario de lo que pudiera parecer, no están dirigidas al público infantil.
Y como no, chavala jugando al de Kiss, clásico y pieza de colección.
También aparece por ahí Jenna Jameson cuando todavía se ganaba la vida con el insert coin.





jueves, 18 de abril de 2013

Harrison Papadopoulos

Idle y Harrison, dos gentlemen tomando el té.

No sabría decir las veces que he visto “La vida de Brian”. Más de cien seguro.
Sin contar las veces que la he recitado.
Los brianófilos, como buenos acólitos, nos sabemos el evangelio completo, desde Brian siendo adorado por que es él, no por ser capricornio (“…claro, porque si no habría muchos!...”), hasta el “Always look at the bright side of life”.
Por eso todavía es más alucinante encontrar nuevos detalles en la obra maestra.
Ya sabía que George Harrison puso dinero para pagar la película, pero nunca lo había reconocido en la escena que sale.
Hacia el final de la película Brian ya es considerado el autentico profeta y la casa se llenando de gente que le implora audiencia, milagros y ese tipo de cosas que se pide a los iluminados. Vemos a Reg/Cleese poniendo orden entre el jaleo, repartiendo a los poseídos y demás a la espera de citarse con Graham Chapman, y si nos fijamos se puede ver a Harrison con turbante rojo justo detrás de Cleese todo el rato, interpretando al señor Papadopoulos “…el que nos presta la montaña el domingo…”. Si la peli empieza precisamente con el sermón de la montaña de Jesús, cabe pensar que esa es la práctica habitual de los autoproclamados mesías.
Hello” es lo único que podemos escucharle decir. ¡Yo habría dado lo que fuera por saludar a Brian en persona!





En 1975 queda confirmado que Harrison es un cachondo mental al cantar “Pirate song”, la canción del pirata, en el especial de televisión del Python Eric Idle “Rutland Weekend Television”, justo en medio de la polémica acerca del plagio de Harrison que dio origen a su celebérrima “My sweet lord”.





Años más tarde todavía se dejó ver durante un buen rato en la también imprescindible “The Rutles. All you need is cash” (1978) la genial parodia de los Beatles que se sacaron de la manga Idle y Neil Innes. Él es el entrevistador con pelucón en una escena que parodia el derroche y descontrol absoluto de Apple Records, la productora creada por los propios Beatles que se les fue de las manos.




George Harrison, Beatle y Python a la vez, cabrón con suerte.
Para terminar quedaos con la boca abierta con esta versión de “While my guitar gently weeps” de Harrison, interpretada, entre otros, por Jeff Lynne, Tom Petty, Steve Winwood, Dahni Harrison (¡idéntico a su padre!) y un espectacular Prince.
Este video lo encontré en “four strong winds and seven seas”, uno de los blogs del hiperactivo Tsi-Na-Pah, secuestrado no sabemos por qué. Una fuente de buena música ahí al lado en el blogroll


viernes, 12 de abril de 2013

Ilex Rock de la laguna negra

No os creáis que me olvido de los Perros, pero es que las cosas se están moviendo rápidas en el mundo Zaraballo.
Como la criatura del pantano cuando la despistada adolescente se baña en la laguna negra, el Ilex Rock ha empezado a salir de entre las algas del fondo detrás de esos pies blancos y suculentos.
Lo más difícil está hecho, y aún queda lío.
Seguiré informando pronto.