martes, 22 de abril de 2014

Los Pixies y las decepciones



Cuenta el enciclopédico Diego Manrique como una joven PJ Harvey que debía estar en España por primera vez, preguntaba incansable acerca de un tablao flamenco donde ver a las bailaoras en topless, como la ilustre protagonista de la portada del “Surfer Rosa” de Pixies. Costó convencer a la Harvey de que aquello no era costumbre popular. La inglesa no tiene ni puta idea de las costumbres locales y de verdad creía en la veracidad de la historia tras la estupenda foto, obra de Simon Larbalestier para el exquisito diseñador de los tiempos gloriosos de 4AD, Vaughan Oliver.
 
La cara de PJ lo dice todo " mi gozo en un pozo"
La Harvey, alucinada como todos con el lp (fichó al productor de aquel, Steve Albini,  después de oírlo), quizás esperaba ir más allá y descubrir una historia detrás de esa portada. El disco era tan jodidamente bueno que no podía tener una portada hueca, preciosa pero sin algo detrás. La bailaora en tetas era otra genialidad de un álbum lleno de extrañas y peculiares joyas. Sin contar el EP “Come on Pilgrim”, “Surfer Rosa”, editado en aquel lejano 1988, era la primera obra maestra marciana y a prueba de bombas del grupo. Un disco lleno de subidas y bajadas continuas, ritmos lentos y rápidos distorsionados, los coros marcianos de Kim Deal, la guitarra surfera de Joey Santiago y esa batería seca de David Lovering . Y como gran maestro de ceremonias, compositor total y marciano a tiempo parcial, el enorme Frank Black, feliz entre OVNIS e insólitas melodías.
Kurt Cobain, veinte años hace ya, nunca negó su admiración total por el disco, inspiración absoluta para sus propios lps, incluso contrató a Albini para el crudo “In Utero


¿Qué pensará PJ de lo último que va a publicar Black Francis con el nombre de la banda que lo catapultó para enterrarlo después? Probablemente lo mismo que ante aquella negativa por parte de los periodistas españoles a la petición de tablaos nudistas: decepción ante algo hueco, sin historia. Y esta vez sin gracia. Sin puta gracia.
Ni siquiera una portada de 4AD salvaría “Indie Cindy”, pero al menos podían haberse currado algo más digno.

miércoles, 16 de abril de 2014

The Raid 2: Viacrucis a base de ostias



Aprovecho las fiestas para recordaros que está a punto de estrenarse “The raid 2. Berandal” la segunda parte de aquella bestialidad superlativa que fue “The Raid”, sorpresa indonesia del 2011 dirigida por Gareth Evans que nos dejó con la boca abierta.
Festival acojonante de ostiones varios, violencia sin límite y coreografías inspiradas, verdadera obra maestra del cine de acción que ahora se expande en todas direcciones. En la primera parte un grupo de policías de élite entran en un edificio enorme controlado por traficantes chungos. Como ya os podéis imaginar, las cosas no salen como se esperan y pronto se quedan en cuadro, teniendo que salir como pueden, y eso es, a ostia limpia.


Si la primera parte era una maravilla, encaje de bolillos de la mala virgen.¿Qué esperar de la temida segunda parte? a juzgar por los acojonantes trailers a continuación, el cielo es el límite.
Una ostia en el cielo de la boca para esta semana santa.
Kilos de información al respecto, ya sabeis donde: Uruloki 

martes, 15 de abril de 2014

Josh Homme karaoke destroyer



Hace poco veía en un telediario un reportaje acerca de los burdeles (deliciosa palabra), en la enésima búsqueda del punto de vista más original acerca de la crisis económica. Las putas contaban que los mayores clientes eran “grupos de empresarios chinos, orientales en general”. Los españoles habían caído mucho. La crisis claro.
El ejecutivo chinorris. Esos hombrecillos destroyer que desfasan ante cualquier ocasión como si no hubiera un mañana, como diciendo:  No trabajamos de sol a sol con marcial dedicación para luego no poder celebrarlo como se merece prendiéndole fuego a la ciudad”.
Es verdad que no hace falta mucho para que un grupo de tíos se ponga en plan cafre, y la nacionalidad de los ejecutivos da igual, pero los trajeados asiáticos son como un subgénero, básicamente iguales en cuanto al alcohol y sustancias, hay que añadir una querencia especial por los bares de luces neón con sus abnegadas profesionales y el inefable karaoke, verdadera marca de la casa.
En medio de una de esas explosiones de alegría yuppie oriental aparece Josh Homme, que en su último vídeo se mueve como pez en el agua mientras arrasan con todo, hasta un extraño final.
"Smooth Sailing" es la canción, y la cámara nos enseña montones de primeros planos de Homme y sus colegas en modo party total, con el foco fijo en ellos mientras todo lo demás gira y se mueve (no sé cómo se llama ese movimiento de cámara, por favor, ayuda!!).
Chupitos, coca, chicas. Bien.
Josh Homme sigue sacando partido a “…like a clockwork” su disco más particular, el mejor desde “Songs for the deaf