lunes, 9 de julio de 2012

Crucifixión sónica

On your feet...On your knees! Here's the amazing Blue...Öyster...Cult!
“…En un momento Bloom cogía guitarra, Allen Lanier  abandonaba los teclados y cogía otra, y ya tenías a cuatro tíos en fila – tres guitarras y un bajo -  dando matraca fina. Tanta matraca que no te dabas cuenta de que el batería había desaparecido. Sólo por un momento claro. Sorpresivamente aparecía por un lado del escenario un ser equipado con máscaras antigás de la Segunda Guerra Mundial, pantalones hechos jirones estilo increíble Hulk… y también armado con una guitarra. Era él, Albert Bouchard, uno de los baterías más carismáticos que he visto en mi vida…Y no me preguntes cómo se lo hacían, pero su cabeza se transformaba en la de un dinosaurio. Mejor dicho, de Godzilla. Y de verdad que aquella noche no había tomado ningún ácido […] Luego estaba lo del ritual de crucifixión sónica, definición que me inventé para describir el momento en el que Bloom y Roeser, bajo luz estroboscópica, cruzaban en alto sus guitarras hasta formar una “x”, mástil contra mástil, cuerdas contra cuerdas. Entonces las refrotaban una contra la otra y, tambaleándose ante el impacto sonoro que aquello provocaba, se apartaban un poco el uno del otro, solo para volver a acercarse, cautelosamente y como niños que no han escarmentado tras meter los dedos en el enchufe, y hacerlo de nuevo. Y todo eso durante su particular y majestuosa revisión de “Born to be wild”. Superad esto, Nirvanas, Metallicas, Gunsanroses o Marilynmansons que del mundo entero sois o habéis sido. Va, que pase el primero. "



Descripción del clásico crítico musical español Oriol Llopis del primer concierto que vió de Blue Öyster Cult, a su vez un extracto de su biografía destroyer "La magnitud del desastre. Memorias de un rock critic poco fiable"

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