lunes, 5 de julio de 2010

Azkena 2010. Partes de guerra. Viernes 25

Por la mañana, después de desayunar una cerve con su correspondiente pincho (eran las 13 horas) fuimos a la estupenda plaza de la Virgen Blanca a tomar unos cañuzos al son de una rockabilly irlandesa, IMELDA MAY, una auténtica pin up con clase para dar y regalar, preciosa con su mechón blanco a lo Lily Munster.
Con la plaza llena de gente, y no solamente del festival, el concierto fue toda una chulería.
Esa tarde descubrimos un bar famoso del rollo garajero, el Iguana Kafe. Un sitio auténtico donde aemás de pinchar música de puta madre nos quedamos con la boca abierta viendo a un grupo vasco de versiones de la Velvet Underground, cojonuten, con un bajista bestial y una batería (como debe ser) que sudó la gota gorda. Ya por la tarde el puto partido nos (me) impidió ver a los Damned, la leyenda del punk y del gótico de los setenta. Qué le vamos a hacer, es lo que tiene ir en pelotón.
Llegamos al recinto justo para ver a SLASH, que no defrauda para nada, tocando canciones suyas mucho más potentes de lo que me esperaba y las consabidas versiones de los Guns'n'Roses, con un cantante demasiado metido en el papel de Axl pero sin llegarle (es imposible ser como Axl Rose, no lo intenteis en casa, kids). Con un tremendo “Paradise City” Slash se retiró a guardar el sombrerete y ya nos quedamos en el sitio expectantes para el plato gordo del día: KISS
Grandes telas cubren un decorado de formas cuadradas y todavía no sabemos que esperar. En la gigantesca pantalla que han colocado tras el escenario vemos un vídeo donde Kiss son gigantes qe pasean entre las calles de Vitoria, hasta que todo se cubre de humo blanco y empieza la locura. En lo alto, subidos en una plataforma pendular, aparecen Gene Simmons, Paul Stanley y Tommy Thayer en el uniforme de Ace Frehley, pasan por encima del batería Eric Singer (que va de Peter Criss), que comienza a tocar presidiendo el escenario desde lo alto de un luminoso gigante de con el nombre del grupo.
Los otros tres llegan al escenario y comienza el show. Lo que adivinábamos cuadrangular bajo las sánanas son montones de pantallas de distintos tamaños donde se iran sucediendo distintos motivos lo largo del concierto.
Yo ya había visto conciertos de Kiss en dvd, y sabía que hay varias cosas que siempre hacen, pero la expectación de saber el lugar en que ocurriran, además de todas las nuevas sorpresas, te mantienen en vilo todo el rato.
Plataformas hidráulicas levantadas con chorros de humo a presión como si volaran, la batería sujetada por cuatro cables de acero que se levantaba de su pedestal como levitando, Gene Simmons escupiendo fuego y echando sangre por la boca momentos antes de volar a lo más alto de la iluminación para cantar desde allí, Paul volando en un tirolina sobre miles de fans entusiastas para cantar “I was made for lovin' you” desde la torre de sonido, fuego y explosiones por doquier, la ostia vamos
Además de temas del último disco, una selección cojonuda de sus grandes éxitos de siempre “Black Diamond”, “Doctor Love”, “Crazy, Crazy nights”, “Cold Gin”, “I was made for lovin' you”, etc, que sonaban, como todo en el Azkena, de puta madre (una felicitación al sonido del festival) Como colofón a dos horas y media de éxtasis rockanrollero “Rock and roll all nite”, mientras enormes cañones tiraban confetti blanco a discrección. Y si la lengua de Gene no nos llegó a los huevos no fué por que se la dejara dentro de la boca. Como con vida propia, se pasa más tiempo fuera que dentro de la boca del bajista. Lo dicho, una sensación bestial, un espectaculo con mayúsculas digno de ver que te deja clavado al sitio hasta cuando ha acabado consciente de que has visto algo alucinante. Ahora tocaba una parada para echarnos algo entre pecho y espalda, que ya había hambre, y de paso acercarnos a lo otra carpa a ver a los IMPERIAL STATE ELECTRIC, el grupo surgido de las cenizas de los Hellacopters que si bien en disco no acaban de convencerme, tienen un directo cojonudo. Rápidos y contundentes, con el rock escandinavo nos despedimos hasta el día siguiente sintiendo ya el inevitable desgaste. Pero áun queda un día más no pensábamos perdernoslo.

2 comentarios:

Hulkmayall dijo...

mamonazos , debio ser acongojante , y ademas yo no los he visto nunca en directo , en fin sniff,sniff,buaghhhhhhhhhhhhhhhhh, otra vez sera ,

Wayne Gro dijo...

La verdad es que si que fue la ostia santa. Lo que decía, por muchos conciertos que veas en dvd, nunca es igual a aquello