martes, 6 de septiembre de 2011

Resaca veraniega 02

Los seis estupendos protagonistas de la cinta.
Como en las tiras de Snoopy, los adultos sobran o no saben qué hacer.
5 – Si cuando oyes la palabra “supermeneo” te dan ganas de subirte la camiseta y empezar a menear la barriga convulsivamente, "Super 8" es tu película, genial cuento de iniciación a la Spielberg que repasa y actualiza todo el cine juvenil de aventuras de los ochenta y te lo prepara en una historia que te tiene en vilo hasta el final. Y absoluta devoción desde ya a la espectacular Elle Fanning. Sigue así Elle, hacen falta actrices de verdad.
El grupo de treintañeros que fuimos a verla reconocimos ecos de nuestra sensación al ver en su día “Los Goonies”, “Cuenta conmigo”, (“E.T.” no, que no me molaba nada), etc. No creo que los críos de hoy se identifiquen con una película así, tan estupendamente ingenua. Peor para ellos.

Gente encima de la gente
6 – Una vez más constato mi incomprensión hacia la playa y todo lo que ella implica. No comprendo la necesidad de ir a ese sitio, lleno de arena, con el agua turbia y rodeado de montones de gente que se creen que el trozo de playa que ocupan les corresponde por naturaleza. No soporto la sensación de arena y sal cuando te pones de nuevo la camiseta. Ni siquiera la ocasional visión de simpáticas señoritas en bikini hace más soportable la experiencia ¿Es posible que nadie se dé cuenta de lo exponencialmente mejor que es una buena piscina? Pulcras y sanadoras, te lanzas sucio y manchado por un lado, y emerges en el extremo opuesto limpio y purificado, renovado por la acción mística del cloro. Reborn

 
7 – Esto me trae a la cabeza otra “nueva” tradición que se ha ido haciendo fuerte con el paso de los años en nuestro poblado apache, los mojitos de la feria, esa bebida que de un tiempo a esta parte ha pasado a formar parte de los veranos de una manera fundamental, borrando lo ocurrido antes de su llegada ¿Qué bebíamos antes en julio cuando no sabíamos de los mojitos ni los ponían en ninguna parte? Reescritura del pasado.

Lo que cuento no se parece en NADA al anuncio.
Que, por otro lado, parece una fiesta ibicenca, luego salimos
de Málaga para caer en Malagón

La cosa va de meterte en medio de algo parecido a un chamizo con agua por aspersión y chorrazos con un gomo a discreción mientras el suelo se embarra, tomas mojitos hechos en una cuba de plástico e intentas bailar al son de la misma música de mierda que un tío pincha, y que interrumpe cada dos minutos para arengar a la masa, aunque en mi caso sea para encabronar a la masa.
Sé lo que estáis pensando y tengo la frase que lo resume, del amigo Ciku “…Iba a entrar, pero me dí cuenta de que estaba muy gordo y muy viejo…” Perfecto resumen. Este rollo de mojiterio (que no mojigaterío, para nada) es algo así como el reverso tenebroso de las cada vez más comunes “fiestas ibicencas”, cuya popularidad tampoco acabo de comprender y se basan simplemente en que los invitados vistan de blanco, por lo visto en Ibiza no se tiñe la tela. Cualquier otra referencia a la isla se obvia. De todos modos la idea de vestirme de blanco me da escalofríos, mejor dejarlo…
Volviendo a nuestra tradición, si una de las cosas que conlleva envejecer es la búsqueda de lo que podríamos llamar Experiencia Completa. Y por Experiencia Completa entiendo estar a gusto, que la música y la situación acompañen. Y un cabronazo que se ha quitado la camiseta y pasa a tu lado chorreando y restregándose mientras el hijoputa del micrófono sube y baja el volumen de la versión de King África de “Paquito el Chocolatero” para deleite casi orgásmico del personal, no es para nada una experiencia completa, o al menos no MI experiencia completa, por lo que ni piso en el lodazal.

2 comentarios:

zihc dijo...

muy fino lo del mojito. a ver quién era el guapo que encontraba hierbabuena en un super hace unos años.
un abrazo!

Wayne Gro dijo...

Muy buenas man!!!Imagino a un algún pobre pero emprendedor agricultor que invirtió toda su pasta en plantar hierbabuena, y cuando estaba a punto de tirar la toalla ¡Boom! de pronto no sabemos pasar sin un mojito