Allmans en los pantanos. Gregg es el de atrás. |
Lo que tiene no ver los telediarios. No me había enterado de que estos días cierto muchacho de la familia real se ha pegado un tiro en el pie. En realidad es un hito que nos hayamos enterado todos, siendo de ese tipo de noticias que se ocultaban a las masas a fin de mantener el status intocable, el ideal de la realeza rancia e inabarcable de toda la vida vamos.
La noticia me recuerda una de mis anécdotas favoritas del rock, de aquellos lejanos 60, la época en la que todo era posible y para viajar no era necesario un vehículo a motor.
En aquel loco 1965, Gregg Allman era tan sólo un chaval de 17 años al que su hermano Duane, el genio del bottleneck, le pidió que entrara de cantante en el grupo que acababa de formar, los futuros Allman Brothers.
Ajenos al inminente nacimiento de una banda legendaria, el ejército de Estados Unidos se iba de veraneo a Vietnam y necesitaba el máximo posible de jóvenes reclutas para lo que pensaban iba a ser un paseo militar.
Nuestro joven Gregg recibió la llamada a filas cuando el grupo comenzaba a coger forma, y una ausencia por parte del cantante y teclista por un mínimo de dos años sería fatal para el arranque definitivo de la banda.
Pero Duane, como buen hermano mayor, vino con la idea perfecta para remediar esa peliaguda situación. Y le organizó a su hermano pequeño una foot shootin’ party, o fiesta del tiro en el pie. Ni más ni menos. Un tiro en el pie para no pasar el reconocimiento médico y quedarse en casita. Y aunque a algunos les pueda parecer un disparate, Gregg accedió, un tanto asustado, pero accedió (pararse a pensar las cosas no parece ser una de sus virtudes, no en vano años después se casó con Cher)
Ya os imaginareis por donde fueron los tiros, nunca mejor dicho. Después de una fiestaca de esas que hacen antología, con abundante alcohol y otras sustancias, como no, Duane pintó una diana en el pie de su hermano a petición de éste, que se disparó acto seguido con una escopeta.
La ambulancia llegó justo a tiempo, puesto que estaba avisada con tiempo (¿os pensabais que Duane hacía las cosas sin pensar?)y el mismo Gregg contaría luego que, ya en urgencias, cuando le descalzaron para curarle, cayó en la cuenta de la diana pintada en el zapato. Asustados por si los delataban al ajército, Duane corrió a por la evidencia en un descuido de los médicos y pudo hacerla desaparecer.
Allmans alive!! |
Cuando el joven recluta se presentó en la oficina de los marines más próxima con las muletas y el abultado vendaje enseguida fue declarado exento. La jugada salió a la perfección, y Gregg pudo continuar consolidando la leyenda de los Allman Brothers, recuperándose totalmente del incidente, ya que la bala no atravesó hueso o cartílago.
Esta sólo es una de las alucinantes historias que rodean a los Allman, auténticos forajidos más cercanos a los antiguos vaqueros que a los hippies que los rodeaban y especialistas en generar anécdotas a cual más bestia.
Por eso no veo los telediarios. Prefiero mil veces una historia salvaje acerca de una banda mítica a una estupidez acerca de un niñato jugando con escopetas.
PD – No es raro que las Foot Shootin’ Parties siguieron dándose. Pero mis intentos de buscar otros ejemplos han chocado con una inexpugnable barrera en forma de una perdida película de Leonardo DiCaprio del mismo nombre que impide ir más allá.
3 comentarios:
brillante anécdota
Son alucinantes en todos los sentidos. Y anécdoas a cual más bestia. Dickey Betts, el otro guitarrista, una vez iba por la carretera con su moto y le entró ganas de comerse un buen filete. Ni corto ni perezoso se saltó una cerca, le pegó un tiro a una vaca que pastaba por allí y con su cuchillo le sacó un trozaco y empezó a asarselo sin más.
Qué grands los Allman Bros. Una época dónde los músicos lo eran de verdad y lo hombres también.
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