jueves, 7 de febrero de 2013

Díme que escuchas...



Otras pocas cosas alrededor de los vinilos de 2ª mano.
El tema se me quedaba largo para una sola entrada.
A veces te sorprendes pensando en el anterior dueño de ese lp de Black Sabbath que vas a poner en tu casa. Y de inmediato la duda:¿Por qué lo venderían? Quieres pensar que sólo la necesidad extrema puede llevar a que alguien se deshaga del “Vol 4” de los de Birmingham, aunque la realidad siempre es más prosaica. Dejadez ante los “discos de juventud”, herederos desaprensivos liquidando las antiguallas del viejo o ese cabroncete que pide prestado y se olvida de devolver.
Comentaba uno de esos discos con el amigo y compañero de enfermedad  Choc y nos dimos cuenta de que se puede aventurar el estado del vinilo en base al estilo de la música.
Dime qué escuchas, y te diré como lo tratas.

Un tio que va a darle una patada en la cabeza a un colega ¿crees que trataría bien sus vinilos?
Los de música punk, como el que nos traíamos entre manos, “Plastic surgery disasters” de Dead Kennedys, están cascados. Muy usados y sucios. El punk no tiene tiempo para mierdas y cuidar su música es una convención burguesa que ataca frontalmente con el No Future. Si no hay futuro ¿para qué conservar perfectamente un disco?
Luego están los heavys. Las hordas metálicas cuidan mucho más sus vinilos. Recogen la palabra divina y exigen veneración.
Lo que más se resiente es la carpeta, que suele aparecer desgastada. El metal head de turno se ha pasado horas en su cuarto escuchando a Bruce Dickinson mientras desentraña mensajes ocultos en la portada sobrecargada con el Eddie de turno, repasando las letras buscando la sabiduría oculta. Si el lp es gatefold (carpeta abierta ¿recordáis?)las horas de deleite pueden ser eternas. Recordad que hablamos del estilo que introdujo los mensajes ocultos (satánicos o no) en la escucha al revés de los discos. En contra del viejo prejuicio, los discos heavyes pecan quizás de exceso de información. 

Detalle de portada del "Live after death" de Iron Maiden con cita de Lovecraft. En el interior, Churchill y Crowley esperan
Los fans del rock sinfónico y/o progresivo nutren las tiendas de vinilos impolutos. Son gente afable y cuidadosa, algo picajosa, que necesitan escuchar hasta el último acorde que Rick Wakeman sea capaz de sacar de sus tropecientos pianos. Muy puntillosos, aprecian las cosas como a ellos les gustaría encontrárselas. Casi todos se pasaron en masa al cd en busca de su nitidez. Lo malo es que en cuanto el lp sea algo raro, al sumarle el perfecto estado su precio subirá un huevo.
Fuera de un género en concreto, los discos procedentes de los bares componen otro subgrupo. Importante fuente de segunda mano, enormes colecciones acabaron desperdigadas a la busca de nuevos dueños. Lo peor es que estarán jodidos, tanto la carpeta como el vinilo. La marca decisiva de su origen baretil son las marcas a bolígrafo que se hacían señalando las canciones que había que pinchar, incluso con sistemas de estrellitas, años antes de las calificaciones en internet. Añadiremos aquí la manía de alguna gente de firmar los discos. En los bares también solía pasar, para que no se perdieran los de los clientes habituales entre la masa. Los cuidadosos en el interior, o en la misma galleta del disco. Y es que nadie que no sea el propio compositor o intérprete tiene derecho a firmar en toda la carátula del vinilo.
Hace poco regalé una copia cojonuda, gatefold, del “Sergeant Peppers Lonely Hearts Club Band”con la firma de su desaprensivo dueño en toda la carátula. Eso le baja el precio, claro. Si hubiera sido Sir McCartney el firmante no creo que hubiera podido permitirme la compra. 

Contraportada del 1er disco de Led Zeppelin, firmado por los cuatro. No puedo ni pensar lo que podía valer esto
Tan sólo una advertencia más…
Los cajones de pop rock ochentero (si es que queréis mirar en ellos, hay gente que lo hace, no es tan raro) parecen llenos a rebosar, pero tienen truco. En esa década la mayoría de los grupos editaron singles, maxisingles, 12” y ostias de esas hasta el absurdo. Puedes llegar a  pasar 10 vinilos que no son más que versiones remezcladas de un single Depeche Mode, el grupo que más exprimió a sus fans con este tipo de jugadas alternativas. No dejes que los ochenta te la vuelvan a meter doblada.
Y una reflexión…
¿Qué coño le pasa a todo el mundo con Supertramp? Son, con mucha diferencia, el grupo de quien más unidades encuentras en los cajones de segunda mano, y la mayoría de las veces a precios irrisorios. Hace poco, en un pedido por internet me pillé “Even in quietest moments”  ¡a 1,50€! El tío al enviarme el paquete incluso me lo regaló.
En serio ¿Qué ocurrió? ¿Se imprimieron millones de copias? ¿Los regalaban en las cajas de galletas? Si como a mi os encantan os podéis hacer con la colección a un precio mínimo.

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