martes, 22 de julio de 2008

Barna

Hoy he vuelto al redil. Otra vez a currar.
La verdad es que no debería escribir esto hoy precisamente, por que parecerá que lo estoy equiparando al work y no quiero que sea así.
Apunté algunas cosas que quería contar y allá voy, antes de que se pasen de fecha en mi cabeza y empiece a oler (like teen spirit)

Primero las vacances, el go out.
Este año ha sido Barcelona (que lo llaman Barna, no te lo pierdas) , y la primera palabra que se me viene a la cabeza es COJONUDA, luego ya aparecen impresionante, alucinante, y otro montón de adjetivos del estilo.
Había estado hacía siglos con el colegio, pero donde va a parar el hacerlo a tu aire, en un apartamento justo de 30 m, eso si, en todo el centro de las ramblas, una de las calles más increíbles por la que puedes andar en tu vida, llena de gente a todas horas y de mimos de los cojones 24 hour.
El barrio gótico a dos pasos de allí es otra zona que me ha encantado, con ese aire medieval, que explota cuando llegas a la catedral y las ramificaciones de la muralla y edificios señoriales que la rodean. Todo lleno de bares por cierto, incluyendo el que más me gustó, Tequila, un local un tanto jevatrón pintado todo de rojo y con auriculares colgados a los largo de la barra por si quieres escuchar lo que sale por los altavoces sin que nadie te moleste. Reconozco que faltó un poco de rock’n’roll, pero es loq ue tiene no conocer las zonas.
Y los edificios: Gaudí, el modernismo hasta en las farolas sobrecargadas de hierros por todas partes, un dragón que asoma en la esquina de una calle, las cristaleras de una tienda a la que nadie debe entrar, por que sólo verla por fuera ya es impresionante…

Para colmo descubrí después de indagar en una tienda de comics el Mercado de Sant Antoni, un edificio enorme cerca del raval que los domingos se llena de puestos de venta de libros, comics, videojuegos, películas y casi todo lo que quieras de segunda mano ( ¡hasta chapas de botellas de champán!). Obviamente hice una compra brutal ahí, y es que me he gastado un montón de euros, por que todo lo que tiene de atractiva la ciudad lo tiene de putamente cara. Pero no quiero ser negativo. Quizás si hubiéramos ido con alguien que conociera la ciudad nos habría llevado a sitios más económicos, donde poder echarte una cerve a menos de 3 eurazos, pero lo hecho, hecho está, y me volví de Barcelona a la semana de estar allí con quince libros, dos vinilos, unos cuantos comics, varios libros de carteles rockeros inencontrables y unas ganas tremendas de volver cuanto antes.


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