viernes, 1 de febrero de 2013

Vinilo compulsivo



A 5 euros poco vas a ver. Pero no dejes de mirar...


La compra de vinilos de segunda mano es una enfermedad complicada, con muchos síntomas y manías que pueden parecer molestos desde fuera, pero que los enfermos disfrutamos como una parte más del proceso de infección. La sarna a gusto no sólo no pica, sino que da gusto.
Los primeros síntomas aparecen cuando te detienes a diferenciar varios aspectos de los vinilos.
De entrada tienes a) el contenido puro y duro, el lp que se manufacturó en su día, con más o menos extras, como la portada abierta, letras interiores, ¡color en el disco!, carátula troquelada, etc… el mundo de la edición es gigantesco, y b) su estado de conservación.
Ambas puntúan, y si bien la segunda es vital, la primera te puede engordar el precio un disparate si es original de la época, una primera tirada, como una copia del "White Album" de los Beatles que vi por internet. Primera edición inglesa numerada, con todos los encartes interiores y fundas originales por 150 eurazos. El propio vinilo está un poco trallado, según reconoce el vendedor, pero lo importante aquí es el continente, no el contenido.
Después de ver el encarecedor detalle de la fecha de edición pasamos a comprobar a fondo el estado de conservación, del c) envoltorio y d) el propio vinilo.
Según como juegues con estos dos datos puedes hacerte con cosas interesantes, siempre que no seas muy tiquismiquis. La picaresca viene en tu ayuda si eres capaz de pasar por alto alguna imperfección en la portada: si el disco tiene las tapas estropeadas (comúnmente mojadas o despegadas) pero el disco está en perfectas condiciones, su precio baja sustancialmente. El primer lp de Ozzy Osbourne en solitario descansa en mi estantería por 5 euros. La carpeta un poco  mojada lo dejó en esa irrisoria cifra. Por 10 se habría quedado cogiendo polvo donde estaba.
También puedes tener suerte y que quien lo venda no sepa lo que tiene. Pillé el increíblemente psicodélico “Hall on the Mountain Grill” de Hawkwind, con el vinilo perfecto, la carpeta bastante bien y la funda del disco con fotos y créditos por 6 euros en un mercadillo en Barcelona, cuando estoy harto de verlo por ahí a 15 y 20 eurazos. Pero esto es lo raro.

Encarte cuasi perfecto del disco ganga de Hawkwind

Esta disección exige tiempo, hay que mirarlos todos porque nunca se sabe donde caerá, y memoria, para intentar recordar dónde lo viste antes y su estado y precio con respecto al que tienes delante.
Reconoces como avanza la enfermedad, y a otros enfermos, cuando al hablar de tal o cual adquisición la conversación pasa rápidamente de los méritos musicales, conocidos por todos, a comentar el estado de tu copia. La Credence Clearwater Revival editó miles de unidades de su lp “Cosmo’s Factory” pero la que yo tengo, con portada abierta (gatefold de ahora en adelante, seamos precisos), todo el texto en alemán y pegado por arriba por un servidor, es SOLO MÍA.
Y ya has entrado en el círculo vicioso. La infección se extiende por tu organismo. Eres oficialmente un comprador compulsivo, y eso es una dolencia que sólo la falta de euros puede paliar un poco.
El comprador de vinilos de segunda mano no adquiere cosas, reúne una familia. Claro que tengo montones de lps prácticamente nuevos y estupendos, (el buen estado de algunos de ellos hacen que alberge dudas acerca de lo legal de su origen), pero son esos discos zarandeados por la vida, con marcas y que muchas veces has tenido que restaurar al llegar a casa los que tienen más encanto. Ese disco donde John Fogerty puso al mundo de rodillas con su “Ramble Tamble” es único, a pesar de que tú que estás leyendo esto lo veas en la estantería de tu casa.

Algún día haremos pasillos como John Peel, aunque él hacía trampa. La mitad serán regalados
 En la compra de segunda mano no buscas nada, te adaptas a lo que hay. Por eso es una  enfermedad compulsiva, un vicio en toda regla.
 Si la relación a) b) c) d) es aceptable para ti y no lo pillas alguien te lo podría quitar, nunca se sabe cuándo volverá a aparecer en tus pesquisas.
Estas en una tienda un tanto caótica y/o cochambrosa donde seguro que podrías hacerte con un gremlin en la trastienda, y sujetas  el  Strangers in the night” de UFO que has sacado de una caja de plástico. Poco importa que no lo estuvieras buscando, está ahí para que te lo lleves. Ahora o nunca.

2 comentarios:

el choco dijo...

O bien te puede pasar esto; mi última adquisición:
The Who "Tommy" OST (el de la cara caleidoscopica de Roger Daltrey)
Edición Original, Gatefold, con los dos encartes, en perfectisimo estada (da miedo de lo bien conservado que está)
Precio: 1€!!!! si, has leido bien

Ahora surje el problema, que tras revisar uno a uno el resto, suplicar al tio si tenia más por ahí desperdigados...estaba vacio de LPs!!! No tenia ninguno de los dos.
Efectivamente me lo llevé, pero...la tristeza, agobio que dá, rabia, ansiedad...
A eso que grado de enfermadad le daríamos?? (me refiero al estado que provoca está situación de la propia enfermemad no al hecho de compralo)
COPÓN!!!

Wayne Gro dijo...

¿has pillado la carpeta solo?
Se me olvidaba comentar la posibilidad que solo la segunda mano ofrece, el mezclar una carpeta cojonuda con un disco en estado mejor adquirido en otra compra. Como apuntas Choco, aquí el grado de enfermedad es MUY ALTO!