No era la primera vez que Argenon veía cosas que no entendía, y no nos referimos al desfile del orgullo hermafrodita. Desde que recibió aquel calambrazo a los doce años esas sensaciones eran casi normales.
Estaba subido a la silla, dispuesto a cambiar la bombilla del salón, después de que su padre se negara continuadamente a hacerlo él mismo, diciendo que eran ellos, su mujer y su hijo, los que habían perdido la capacidad de ver.
– Habeis comido algo que os ha dejado así. Inútiles – Repetía su padre cada vez que se quejaban - O por la polución, o el mal de ojo, o yo que se…-
Le había dicho a su madre que apagara los plomos. Nunca llegó a saber qué es lo que ella entendió ni por qué se puso a cantar por el balcón el aria principal de “Il Trovatore”, el caso es que Argenon tocó el bombín de la lámpara y la electricidad pasó a través suyo de igual manera que la corneja común pasa por la campiña de las Highlands: impunemente.
Cayó sobre la mesa del salón, destrozando la maqueta de la puerta de Brandeburgo vista desde atrás que el padre construía desde hacía años con palillos del 2.
La cara de su progenitor pasó por todos los colores del arco iris e incluso alguno más de carácter infrarrojo. En lugar de abroncar a su hijo, corrió a unirse a su mujer en el balcón para un dueto entre el tenor y la soprano. En ese momento Argenon comprendió que era diferente a sus padres, no solo por que ellos fueran más viejos. Recordó algo que su tío materno, Neil , le repetía sin parar desde que tuviera 4 años.
- Eres diferente a tus padres, Argenon, eres diferente.-
Después de lo ocurrido su cabeza comenzó a funcionar de otra manera, algunos incluso dirían que simplemente empezó a funcionar de una vez. En poco mas de un año pasó sin dificultad desde preescolar a sexto de primaria.
Pero no era que se hubiera vuelto más inteligente, sino la manera en que sentía o percibía las cosas.
- Percibo las cosas de una manera especial, señor.-
Le dijo al psicólogo de la escuela después de haber buscado la palabra en el diccionario, orgulloso de poder usarla por fin en una situación que lo requería, no como insulto en los vestuarios a los otros niños.
Presentía cosas malas, como la enésima reposición de Bonanza, o una inesperada visita de la prima Agatha, que afirmaba que la necesidad de lavarse era una superstición propia del vulgo vil.
Pero Argenon no podía controlar cuando o como hacerlo. Las imágenes venían a su cabeza, como las piedras del resto de los niños mientras le gritaban “¡Tarado!¡Tarado!”.
Su tío le habló de la herencia de la familia, de cómo el bisabuelo de Argenon había cambiado sus pocas posesiones y a su abuelo por dos mantas y un bote de té. Después de recordarle que era diferente a sus padres le habló de la verdadera herencia familiar, su capacidad extrasensorial, su resplandor, o como a él le gustaba llamarlo cariñosamente “¡Esa mierda que se te mete en la cabeza sin que haya Dios que te la saque!” .
El calambrazo había activado de golpe esa capacidad adormecida. Estaba seguro de que su madre no la poseía, ya era dudoso que tuviera capacidades normales, (sobre todo después de acceder a casarse con su padre, 102 años mayor que ella) ni que decir tiene de las extrasensoriales.
Estaba subido a la silla, dispuesto a cambiar la bombilla del salón, después de que su padre se negara continuadamente a hacerlo él mismo, diciendo que eran ellos, su mujer y su hijo, los que habían perdido la capacidad de ver.
– Habeis comido algo que os ha dejado así. Inútiles – Repetía su padre cada vez que se quejaban - O por la polución, o el mal de ojo, o yo que se…-
Le había dicho a su madre que apagara los plomos. Nunca llegó a saber qué es lo que ella entendió ni por qué se puso a cantar por el balcón el aria principal de “Il Trovatore”, el caso es que Argenon tocó el bombín de la lámpara y la electricidad pasó a través suyo de igual manera que la corneja común pasa por la campiña de las Highlands: impunemente.
Cayó sobre la mesa del salón, destrozando la maqueta de la puerta de Brandeburgo vista desde atrás que el padre construía desde hacía años con palillos del 2.
La cara de su progenitor pasó por todos los colores del arco iris e incluso alguno más de carácter infrarrojo. En lugar de abroncar a su hijo, corrió a unirse a su mujer en el balcón para un dueto entre el tenor y la soprano. En ese momento Argenon comprendió que era diferente a sus padres, no solo por que ellos fueran más viejos. Recordó algo que su tío materno, Neil , le repetía sin parar desde que tuviera 4 años.
- Eres diferente a tus padres, Argenon, eres diferente.-
Después de lo ocurrido su cabeza comenzó a funcionar de otra manera, algunos incluso dirían que simplemente empezó a funcionar de una vez. En poco mas de un año pasó sin dificultad desde preescolar a sexto de primaria.
Pero no era que se hubiera vuelto más inteligente, sino la manera en que sentía o percibía las cosas.
- Percibo las cosas de una manera especial, señor.-
Le dijo al psicólogo de la escuela después de haber buscado la palabra en el diccionario, orgulloso de poder usarla por fin en una situación que lo requería, no como insulto en los vestuarios a los otros niños.
Presentía cosas malas, como la enésima reposición de Bonanza, o una inesperada visita de la prima Agatha, que afirmaba que la necesidad de lavarse era una superstición propia del vulgo vil.
Pero Argenon no podía controlar cuando o como hacerlo. Las imágenes venían a su cabeza, como las piedras del resto de los niños mientras le gritaban “¡Tarado!¡Tarado!”.
Su tío le habló de la herencia de la familia, de cómo el bisabuelo de Argenon había cambiado sus pocas posesiones y a su abuelo por dos mantas y un bote de té. Después de recordarle que era diferente a sus padres le habló de la verdadera herencia familiar, su capacidad extrasensorial, su resplandor, o como a él le gustaba llamarlo cariñosamente “¡Esa mierda que se te mete en la cabeza sin que haya Dios que te la saque!” .
El calambrazo había activado de golpe esa capacidad adormecida. Estaba seguro de que su madre no la poseía, ya era dudoso que tuviera capacidades normales, (sobre todo después de acceder a casarse con su padre, 102 años mayor que ella) ni que decir tiene de las extrasensoriales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario