viernes, 13 de junio de 2008

La Maldición... Cp. 6


Caminaba calle abajo cuando le vino a la memoria una canción de Elvis. Siempre que venían operarios a casa se acordaba del Rey. Mientras pensaba en él, y en como de no ser por un extraño giro del destino, él también podría haber sido un gordo seboso embutido en un traje de lentejuelas, comenzó a tararear Are you lonesome tonigth? Y, antes de poder evitarlo, estaba flotando a dos metros por encima del suelo.
- ¡Dios, que pasa aquí!- gritó.
Cayó a la acera como un saco de patatas tirado sin mucho cuidado( ¿alguien los tira con cuidado? ).
Tardó días en dar con la clave de su poder: Elvis era el motor de su vuelo. Siempre que cantara o tarareara algo de Presley, no solo pensándolo, se levantaría del frío suelo y ¡Volaría!.
En cuanto pudo controlarlo corrió a enseñárselo a su madre, pero una avería del grifo de la ducha la mantuvo ocupada mañana y tarde.
Pensó sorprenderla entrando en la casa por la terraza de arriba, pero cuando Blue suede shoes lo elevaba ya por encima del seto que separa su jardín del de la señora Rubbish, ésta comenzó a lanzarle todo lo que tenía a mano, ( lo que incluía una piedra, una bolsa de basura para plantas, un gnomo de porcelana y un sobrino de tres años ) al tiempo que le gritaba.
- ¡Fuera los franceses!-
La señora Rubbish creía fervientemente que los franceses eran una especie de demonios ansiosos de sangre que volaban por todas partes obligando a la gente a comer croissants.
Mark aprendió así la maldición que han soportado todos los grandes superhéroes, incluyendo a Carambola, el Niño Máquina: la incomprensión y el temor por parte del resto de desafortunados que no disfrutaban de un superpoder .
Carambola era el héroe favorito de su infancia. En sus historietas, el Niño Máquina se convertía en un dispensador de bebidas refrescantes que sacaba de quicio a los malos no devolviendo nunca el cambio. Recordaba Mark el número en que la novia de Carambola, Gwen, que estaba con él por ser como era, no por tener Coca Colas gratis, se atemorizaba ante el Niño Máquina después de verlo desplegar su increíblemente refrescante poder contra Hillbilly Boy Bob, el Country Loco.
Después de comprender aquello ya no practicó más su increíble capacidad a no ser que estuviera solo. Y mientras volaba sopesaba la posibilidad de convertirse en un superhéroe, a pesar de que la idea de trabajar en correos también le era atractiva.

Dejando atrás la tienda de Ludwig, miró a ambos lados para asegurarse de estar solo antes de alzarse por el aire.
Después de un vuelo que había durado Love me tender, Jailhouse rock y Hound dog, a la mitad de Heartbreak hotel algo chocó con él. No era una cigüeña, eso ya le había pasado. ¿Un dodo? No, se habían extinguido. Algo mucho más grande y sin plumas. ¿La reina Victoria de Inglaterra? También se había extinguido. En esto se percató de que se había callado, por tanto caía a toda velocidad hacia abajo ( no es tan obvio como pensáis, una vez John Hartman, en Oklahoma, se cayó hacia arriba ).Comenzó a cantar a toda velocidad King Creole, justo a tiempo de evitar esclafarse como dos huevos duros contra el pavimento.
Se posó despacio en el suelo al tiempo que lo que había chocado con él, una chica morena, mas bien alta. Sólo que ella rompió la baldosa de la acera, clavando sus pies varios centímetros en el suelo
- ¿Qué hacías allí arriba? – preguntó Mark.
La chica parecía algo desconcertada. Después de mirar alrededor y luego mirarlo a él con cara de auténtico asco, volvió a saltar, desapareciendo detrás de un edificio.
- ¡Ella es como yo!- gritó Mark en medio de la calle. - Ella es otro ser dotado de poderes increíbles y a quien la sociedad tampoco comprende y respeta por ser diferentes, por oler de manera diferente. Tengo que encontrarla, decirle que la comprendo, que la acepto, y que me he enamorado de ella.-
Todo esto lo dijo agarrando por los brazos a una señora mayor que pasaba por allí, haciéndola partícipe de su emoción. La señora caía fulminada por un triple infarto mientras Mark se rascaba la entrepierna y comenzaba a tararear In the ghetto, ascendiendo rápidamente hacia el edificio tras el cual había saltado su desconocida amada.

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