martes, 20 de mayo de 2008

Miedo y asco...1


Esta noche, como cierre de la temporada filmotequera, la gran película del no menos pequeño Terry Gilliam.

A continuación el texto que he sacado para acompañarla, extraído integramente del genial libro sobre Terry Gilliam de Jordi Costa y Sergi Sánchez, publicado con motivo de un homenaje o retrospectiva (o ambas, no lo se muy bien) al buen hombre en San Sebastián. El libro me lo compró el amigo David después de años de impertinencias por mi parte. Thank you David!

Estábamos cerca de Barstow, en la orilla del desierto, cuando las drogas comenzaron a hacer efecto
Raoul Duke “Miedo y asco en las Vegas” Hunter S. Thompson.

En una demencial introducción a su más famoso estilo de periodismo “gonzo” escrita con motivo del vigésimo quinto aniversario de la revista Rolling Stone, Hunter S. Thompson describía así su peculiar concepto del periodismo de investigación. “ Recuerdo una noche particularmente horrorosa, en el sótano de Jann en Ord Court, en la que quedamos tan excitados por la historia de Salazar que nos apuñalamos el uno al otro con unas tijeras y encerramos a Jane en el garaje con una manada de perros callejeros. La historia de Salazar estaba llena de sangre. Los maderos le volaron la cabeza en un callejón sin salida del este de Los Angeles; después trataron de hacerme lo mismo. Que diablos, el artículo no valía nada si uno mismo no sangraba. Eso creiamos entonces…Nuestra ética laboral era la ley de la mutación irreversible.” Gilliam, reflejado en los ojos de Thompson, afirmaba con la cabeza: para investigar o para entender, hay que transformarse, meterse en la piel del otro, y y en ese proceso algo cambia para siempre . En “Miedo y asco en Las Vegas” Gilliam quiere traducir el lenguaje del periodismo gonzo a la narrativa cinematográfica. Todo tiene que ir muy rápido, está prohibido mirar atrás, todo es frenético e inevitable “éramos como tiburones, siempre moviéndose hacia delante, y no importaba lo que pasara, no podíamos volver y repetirlo” “Gonzo” Gilliam cambia: un presupuesto ajustado - entre los 18 y los 20 millones de dólares - escaso tiempo de rodaje - 56 días - y gritos juveniles en el plató.
El proyecto de “Miedo y asco en Las Vegas” ha viajado por todas partes. Se habló del interés de Martin Scorsese - ¿Será “Casino” (1996) su versión inconfesa de la novela de Thompson? - , se dijo que a Oliver Stone le tentaba la idea - ¿Será “Asesinos Natos” (1994) su versión inconfesa de la novela de Thompson? - se aseguró que Ridley Scott había comprado los derechos del libro - ¿Será “Thelma y Louise” (1991) su versión inconfesa de la novela de Thompson? - antes de que la Rhino Records los comprara cuando puso en marcha su departamento cinematográfico. El olvidable director Lee Tamahori fue el primer candidato, pero se vendía caro y con una agenda demasiada apretada que demoraría el rodaje. Rhino quiso entonces retrasar la fecha de caducidad de los derechos sobre la novela, pero Thompson y sus abogados dijeron que no. Su objetivo era minar la moral de Rhino y así conseguir que no se hiciese la película. No obstante la productora no estaba dispuesta a abandonar un proyecto que llevaba la friolera de diecisiete guiones distintos circulando por Hollywood a lo largo de veinticinco años. Había que empezar cuanto antes, con o sin director.

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